Si realizas una búsqueda en Google sobre cuencos tibetanos apreciarás que el discurso más extendido se repite una y otra vez. Normalmente realizan un “corta y pega” sin asegurarse de los datos que se escriben y se ha convertido este mundo del cuenco en una amalgama de desinformación cada vez más contaminada.
Yo también he repetido mucha información que me enseñaron en su día y que se encuentra en internet, pero con la experiencia adquirida durante años de profesión e investigación de campo, he tenido que ir rectificando algunos términos.
En este sector alternativo se habla muchas veces desde una postura absoluta sin tener a veces ni idea de lo que se dice. Normalmente con una formación de fin de semana parece que somos expertos en una materia. Mi opinión es que una formación corta te puede abrir las puertas a una información valiosa, pero es responsabilidad de cada uno adentrarse a fondo en la materia.
En este caso es importante haber trabajado con sonido para poder hablar de él, ya que la experiencia te da mucha información, tanto teórica como práctica. Para mí es importante dar siempre una información con una base experiencial y ya hace unos cuantos años que solamente hablo de lo que conozco de primera mano.
En este artículo/video quiero desmontar algunos mitos clásicos respecto a los cuencos tibetanos, vamos allá.
Mito 1. No son de 7 metales.
Un cuenco de calidad tiene una composición esencial de un 70-80% de cobre y un 20/25% de estaño, lo que se denomina “bronce de campana” una aleación utilizada para conseguir un sonido brillante.
Actualmente “los 7 metales” aún se usan como gancho comercial. Este término yo también lo utilizo con mis mayoristas y clientes, pero mayormente para referirnos a una nomenclatura comercial y referirnos de un cuenco artesanal, hecho a mano y de calidad.
No creas las leyendas de los 5,7,9,12,15 metales porque simplemente no existen realmente, lo más importante es la calidad del cobre y el estaño, y su proporción.
Metales tan preciados como el oro o la plata (relacionados con el sol y la luna) son muy caros para utilizarlos solamente por una cuestión simbólica con los cuerpos celestes que se conocían en su día.
Tampoco los metales como el mercurio o el plomo se utilizan actualmente por su alta toxicidad.
Así que si te hablan de 7 metales es más referente a un cuenco de calidad que de otra cosa que te expliquen.
Mito 2. Los cuencos no son solamente tibetanos
Aquí en España nos hemos quedado con este nombre, cuenco tibetano. Muchos de mis clientes me comentan literalmente “si no es tibetano no lo quiero” y yo siempre aclaro que no hay prácticamente ninguno originario de ese país.
Se quedó el nombre de “cuenco tibetano” porque fue uno de los primeros lugares donde los occidentales encontraron estos instrumentos.
Incluso se especula con la posibilidad de que los cuencos que llegaron a Tibet eran originarios de India y Nepal.
En la actualidad la gran producción de cuencos se realiza en el norte de India y Nepal, así que sería más acertado llamarles “cuencos de Himalaya”. Así los llaman en algunos países de Sudamérica. En habla inglesa se le llama “Singing bowl” (cuenco cantor) lo cual también es más acertado.
¿Problema? Si hablo en España de cuencos de Himalaya o cantores nadie sabe a lo que me refiero, así que me temo que seguiremos llamándoles de esta manera.
Mito 3. Hay que limpiarlos con limón
Me llama mucho la atención la cantidad de videos de Youtube que aparecen limpiando los cuencos con limón. Recuerdo a mi madre utilizarlo para sacar lustre a la cubertería.
¿Pero realmente necesita un cuenco sacarle brillo?
Hay personas empeñadas en limpiarlos y quitarles esa pátina para que reluzcan. Mi opinión es que realmente no es necesario, de hecho, no aconsejo su uso ya que es un ácido.
Un cuenco no necesita una limpieza de esas características, la pátina que va acumulando con el tiempo es muy bonita y le da protección natural al metal.
Otra cosa es que quieras limpiar tu cuenco energéticamente hablando, hay varias maneras para ese objetivo, por ejemplo, dejándolos un rato en la corriente de un riachuelo y secarlos al sol.
No hay formas tajantes de limpieza, te recomiendo que busques tu forma personal de limpiarlos energéticamente, ya que se acerca más a tus creencias que a una realidad absoluta. Inventa tu ritual porque también lo representará para ti.
Mito 4. Los cuencos y el budismo.
Los cuencos se relacionan con los monjes budistas. De hecho, hay personas convencidas que solo tocan estos instrumentos creyentes de esta religión. Nada más lejos de la realidad.
Muchos monjes preguntados por este tema ni conocen lo que es un cuenco, lo máximo que expresó un monje perteneciente al cuerpo diplomático del Dalai Lama es que antiguamente se utilizaba en muchos hogares de Asia para comer y menesteres parecidos.
Mi gran objetivo es derribar esa imagen y que pueda acceder a estos instrumentos personas de toda condición, abriendo la puerta al sonido a todo aquel que quiera vivir su día a día en más plenitud.
Mito 5. Nadie puede tocar mi cuenco
Muchas personas me hacen esta pregunta “¿El cuenco que compre lo puede tocar otra persona que no sea yo?”
Mi respuesta es “¿Me dejarías tocar tu guitarra, tu perro, sentarme en tu silla favorita o utilizar tu móvil?
Habrá personas que sí y otras que ni por todo el dinero del mundo. ¿Qué hay de absoluto en todo esto? Simplemente supersticiones, tradiciones o manías.
Con tu cuenco pasa igual, no hay nada absoluto que evidencie el hecho de que tu cuenco lo pueda usar otra persona, depende de tus gustos y preferencias.
De hecho, en mis formaciones, en algunas ocasiones, dejo mis cuencos personales para facilitar el aprendizaje y en ningún caso se contaminan de otras energías, ni historias parecidas.
Pero esa es mi percepción, si para ti es importante o crees en realidad que puede afectar en algo, no dejes de hacerlo. Con esto quiero decir que cada uno tiene que sentirse a gusto con lo que siente realmente.
Mito 6. Los cuencos tibetanos curan o empeoran el cáncer
Sí, no te sorprendas si te digo que muchos clientes han venido a mis sesiones convencidas de que la vibración generada por los cuencos cura el cáncer. Así de tajantes.
También el caso contrario, asustados de que la vibración disperse las células cancerígenas.
Con este tema me gusta ser claro. Hay que tener mucha cautela en defender según que cosas sin estudios científicos y médicos que respalden afirmaciones tan delicadas. Sí es verdad que se está investigando con ultrasonidos con un potencial enorme, pero de ahí a asegurar la cura de una enfermedad, es mucho decir.
Además, acercarse al sonido con el fin de “curar algo” me rechina, ya que soy de la opinión que antes comienza proceso interno y personal, para verse reflejado físicamente, aunque con el sonido nunca se busca este resultado. Lo que hacen estas vibraciones es ordenar ideas, emociones y energías para que puedas percibir tu realidad de una forma más sana.
Mito 7. El sonido te puede dejar “colgado” en otra dimensión
En ocasiones han aparecido personas a mis conciertos preocupadas por si el efecto del sonido los dejaba en un estado alterado de conciencia. Es una información falsa.
Es verdad que el sonido te hace experimentar estados de conciencia diferentes pero, por ejemplo, una película que te guste también. El sonido produce relajación y en ocasiones se experimentan sensaciones que van más allá de lo que comprendemos racionalmente, pero te puedo asegurar que en todos estos años nadie se ha quedado tirado en alguna esfera paralela, todos han vuelto del viaje “sanos y salvos”
Mito 8. Elegir un cuenco según la nota musical
Hay quien busca un cuenco con una nota en especial porque dicen que se relaciona con un chakra determinado. Hay que aclarar algún término.
Los sonidos más graves se relacionan mejor con los puntos energéticos más bajos, del 1 al 4, por una relación de frecuencias parecidas. Esos puntos son más sensibles a los sonidos graves.
Cuando vamos subiendo por nuestra columna energética, esas frecuencias se convierten en más agudas y se relacionan con sonidos más brillantes y agudos. Por esa razón es recomendable tener un grupo de cuencos equilibrados en sonidos y frecuencias para poder trabajar todos los puntos de manera equilibrada.
Pero para elegir un cuenco lo más importante es conectar de corazón con el instrumento. De nada vale escoger una nota DO para el primer punto energético si ese cuenco te es complicado de tocar.
No te empeñes en simplemente seguir a rajatabla la información mental, déjate guiar por tamaño y simpatía con el cuenco que eliges. Olvídate en el momento de elegir tu grupo de cuencos de lo que has leído por ahí y céntrate en sentir, dejando fuera tu ego, tu elección será más acertada.
Mito 9. Si no sé música no puedo tocar un cuenco.
Parece que tocar un cuenco es solo para elegidos con una carrera de conservatorio. Que no te hagan creer eso. Estos instrumentos no necesitan que sepas de escalas, arpegios o notas. Esta vibración conecta contigo a través de la armonía y de tu vibración. La parte mental se queda fuera de esta ecuación, ya que lo más importante a la hora de tocar un cuenco es la predisposición que tienes para ser un canal de armonía y a olvidarse de tu “virtuosismo” para dejar paso a colaborar con el sonido.
He conocido músicos profesionales incapaces de hacer sonar un cuenco y también personas que sin conocimientos de conservatorio musical tocan como los ángeles, es todo muy relativo. Es más una cuestión de conexión que de otros factores que nos imponemos para adentrarnos en algo tan esencial como es el sonido armónico.
Mito 10. El sentido de giro al tocar importa.
Cuando me formé por primera vez en cuencos tibetanos me informaron que según hacia donde giraba la baqueta realizaba un tipo de trabajo u otro. Me explico.
Según los “puristas supersticiosos” si giro hacia el exterior, en mi caso hacia la derecha, realizo un trabajo exterior más orientado a una persona o cuestión fuera de mí.
Si por el contrario hago girar la baqueta hacia el interior, en mi caso hacia la izquierda, realizo un trabajo interior.
Lo que digo al respecto es que en ocasiones se realiza hacia una dirección u otra sin importar el resultado, más allá de una dirección u otra es más importante la intención con la que se realiza el ejercicio con sonido.
Estos son solo algunos de los mitos que existen alrededor de estos misteriosos instrumentos que se han puesto tan de moda.
Mi consejo es que para trabajar con sonido te dejes aconsejar por un especialista y que trabajes por tu cuenta, con sentido común y dejándote guiar por tu corazón, de esa manera la teoría reciclada que puedas encontrar podrás aceptarla o no, pero como la experiencia personal no hay nada. Explora y diviértete con armonía.
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